Necesito hablar contigo, busco a mí
alrededor, no estás. Me precipito hacia el ordenador, abro el tuenti, busco tu
nombre en “Chat”, no estás. Te mando un mensaje al móvil, espero, 1, 2, 3…7
minutos, no contestas. Te llamo al móvil, da señal, por fin podré hablar
contigo, de repente contestas: “¡Hola! Sí, soy yo. En este momento no te puedo
atender, deja tu mensaje después de la señal. ¡Piii!”. No puede ser… Me dirijo
hacia el fijo, tiemblo un poco mientras levanto el teléfono, marco tu número,
dudando cada segundo: “Pi, pi, pi…”
+ Hola.
- Hola, soy una amiga de su hijo. ¿Se puede poner?
+ No, ahora mismo no está. Ha salido con su novia. ¿Quieres que le diga algo cuando vuelva?
- No, da igual. Ya hablaré mañana con él. Gracias. Adiós.
- Hola, soy una amiga de su hijo. ¿Se puede poner?
+ No, ahora mismo no está. Ha salido con su novia. ¿Quieres que le diga algo cuando vuelva?
- No, da igual. Ya hablaré mañana con él. Gracias. Adiós.
“Ha salido con su novia.” “Ha salido con su novia.”
“Ha salido con su novia.” Esa frase retumbaba en mi cabeza como si un martillo
la estuviese metiendo con duros golpes. No podía ser verdad, hoy no, por favor,
tan solo quería hablar con él, decirle como me sentía…Sí, no iba a poder
decirle que le quería, pero eso daba igual, solo quería sentirle por unos
segundo cerca de mí.
De pronto me acordé de esa estrella,
aquella que me dijiste que mirase cuando me sintiese sola, aunque también
añadiste que nunca la necesitaría, siempre estarías ahí, pero no fue así. Me
levanto de mi cama, me seco las lágrimas de los ojos y me dirijo a la ventana,
busco la bendita estrella, pero no está, en el cielo solo hay nubes, nada más.
Te he perdido para siempre, hay que aceptarlo, esa es la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario