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Mis Caballitos de Mar:

jueves, 18 de agosto de 2011

Silencio.


Cuanto hay más que perder. Si ves todo lo perdido y no compensa ni el triunfo. Ni el olvido. Es imposible olvidar las voces y los portazos. Las comidas en mesas infinitas. El silencio adueñándose de los tenedores, de las servilletas…
Si pudiera haber una explicación. O un manantial de fuerzas para parar algunas lágrimas. Limpiar esquinas de tristeza y oscuridad. Y algo de ese silencio sólido posado como polvo en las estanterías. Quizás todo fuera más fácil.
Hay un muro que separa cada alma de esta casa y la desconfianza es nuestra condena.

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